
El consumidor viene cada vez eligiendo sus viajes con menos antelación y hace reservas cada vez más cortas, lo que está suponiendo una revolución en la forma de comercializar las habitaciones, completamente distinto a la forma de gestionar inventarios que se ha venido haciendo históricamente.
Los viajes cada vez se reservan con menos antelación y cada vez las reservas son más cortas, aunque también cada vez se hacen más viajes, y las causas de todo ello se encuentran en la profusión de apps que estimulan las reservas de última hora y también que las OTAs facilitan al consumidor encontrar habitaciones en cualquier momento, además de que le familiariza con hacer el proceso él mismo.
Otros factores que potencian este ‘boom’ en las reservas de última hora se hallan en que cada vez más ciudadanos tienen mayor confianza en el crecimiento económico de sus países, una vez dejada atrás la gran recesión iniciada en el año 2008, mientras en los tiempos recientes viene creciendo un fenómeno como es el meteorológico como determinante en apurar hasta el final para reservar habitación.
Al hacerse progresivamente menos importante el destino en lugar de la experiencia, a los viajeros les da igual a donde ir por ejemplo si buscan playa, y se fijan de forma muy creciente en la previsión del clima para decantarse por un producto y otro en función de si hará Sol o no, ya que su disfrute en gran parte depende de ello.
Pero este fenómeno no solo está penetrando en las reservas vacacionales, sino por supuesto también en las ciudades, pues cualquier visita requiere de buena meteorología para poder disfrutar de la experiencia, como constatan los expertos en las escapadas de fin de semana.

Las consecuencias de este auge de la última hora se aprecia en que cada vez más las hoteleras están teniendo que variar su políticas respecto a los cargos de cancelación, que se convierten en una herramienta clave para optimizar la gestión de la reserva más anticipada.
Además, los hoteleros tienen un importante reto con la tentación de bajar el precio a medida que se acerque el día de la reserva, puesto que se corre el riesgo de malacostumbrar todavía más al cliente además de por venderle a tarifas muy bajas, por estimularle que lo haga más cerca de la fecha del viaje.
En consecuencia, muchas hoteleras están tratando de potenciar la fidelización para combatir los efectos perniciosos de la última hora, además de centrarse por los viajeros más leales como son los de negocios, que viajan por obligación y más planificación en lugar que los de placer.
En España, el mercado de la última hora parece estar llevándoselo Booking.com en detrimento de las agencias tradicionales, y ya el pasado verano sobre todo las grandes redes acusaron la preferencia del consumidor por la OTA integrada en Priceline gracias a su fuerte promoción y herramienta tecnológica.
Fuente: http://www.reportur.com/colombia/2017/08/05/la-ultima-hora-transforma-el-revenue-management/
No hay comentarios:
Publicar un comentario